A Marcel Duchamp

 

una obra híbrida de Arancha A. de Celis y Jaime Rodríguez
impresión digital sobre fotografía analógica en B/N (revelado tradicional)
17'8x24cm c/u. 2008

Una dialéctica entre los procesos reales (instantáneas en movimiento) y entre los procesos oníricos (imágenes del subconsciente). El texto analiza una interrelación conceptual totalmente subjetiva a partir de ambas formas de expresión y de los distintos planteamientos.
El resultado manifiesta un vínculo paralelo capaz de convivir en un mismo espacio; pero que no logra crear una comunicación mutua, sólo se consigue a través de la interpretación activa del espectador que debe interpretar la obra y sacar sus propias conclusiones.
Desintegración se trata de "Un rompecabezas que se desintegra en los engranajes del tiempo." Una de las características del arte es su carácter discursivo. En primer lugar, porque tiene que ver con el hecho de que crea o se sujeta a un contenido que está diciendo algo. Y, en segundo lugar, porque se plantea en términos de discusión con el propio arte. Debe poseer una base dialogante sobre la que se definen las estrategias conceptuales: el contenido, la idea, el concepto.

fotografía: Rocío Pinín


De las cosas cercanas

Ángel Antonio Rodríguez

Durante años he seguido con interés la evolución del Jaime Rodríguez pintor, que lejos de ideas preconcebidas, buscó siempre la máxima expresión con el mínimo de elementos, sin despreciar las calidades y el oficio, en registros sosegados, ecos que susurraban espacios reales y destrozaban absurdos debates sobre las terminologías estilísticas. Entre el espíritu romántico y otras armonías, acotando estética y proceso, su obra apuntó siempre a esos empeños.

Digo esto cuando intento escribir unas breves líneas de apoyo a este nuevo proyecto, Desintregación , fruto de otras vías expresivas que le vienen interesando en los últimos años donde ha alternado colaboraciones diversas, organizando incluso interesantes colectivas en torno a temáticas interdisciplinares. Esta nueva exposición, sin duda, marca esas pautas de su quehacer, común a los intereses de Arancha de Celis y, de algún modo, evolución invisible pero directa de las citadas premisas.

Desintegración , como señalan los autores, es un “ rompecabezas que se desintegra en los engranajes del tiempo ”, una obra híbrida realizada mediante impresiones digitales sobre fotografías analógicas en blanco y negro, que apunta a ese periodo espacio-temporal que recogían aquellos primeros trabajos de Jaime Rodríguez y que, al margen de la disciplina elegida en uno u otro instante, se confirman ahora en términos de dialéctica . El carácter discursivo de la propuesta, esa “ base dialogante ” que demandan ambos autores, funde concepto y expresión sin desligarse del envite nostálgico, de esa suerte tan pasional y loable que define a los artistas comprometidos con su época y capaces de respetar y (yo diría que obsesionados por ) reivindicar ideas.

La búsqueda de equilibrios entre los procesos reales y los procesos oníricos ha sido común a distintos momentos de la historia del arte, desde la pintura medieval hasta nuestros días, pero la fotografía definió hace casi dos siglos una génesis revolucionaria para estos ámbitos. La incorporación de textos sobre la imagen impulsa más, si cabe, el efecto perseguido, en una proyección secuencial de escenografías donde el “ qué ” camina de la mano del “ cómo ”, sugiriendo ambigüedades tan sarcásticas como líricas. Desde el histórico Man Ray hasta nuestro Chema Madoz, ese juego entre lo real y lo onírico ha proporcionado infinitas lecturas en el terreno fotográfico. Pero la incorporación de la palabra y su permanente vinculación con las vanguardias más experimentales ha permitido vincular otros trabajos (recordemos, por ejemplo, las obras de Jean Arp, Mario Cesariny o Henri Michaux) donde las producciones literarias y artísticas están marcadas por un permanente trasvase entre fronteras y lenguajes.

De eso, sin duda, habla también esta singular exposición de Jaime Rodríguez y Arancha de Celis. De eso, y de una visión tremendamente poética de las cosas más cercanas. De eso, y de búsquedas sin descanso, y noches sin dormir tratando de encontrar un refugio para el espíritu, y días eternos que se riegan con vino, y de hallazgos, y lugares comunes, y de llantos, y risas. Que no es poco.

fotografía: jaime rodríguez